Un besito y ¡¡felices fiestas!!
Se acercan las navidades y tengo
mis propias luces de invierno...
... aunque la división me atraviesa.
Estas fechas pasan factura a mis
miedos y desilusiones. Mis heridas se acentúan y no puedo parar de mirarlas,
hipnotizada por los recuerdos que esconden cada una de ellas.
Es difícil luchar contra algo que
esta tan dentro de ti que ni siquiera eres consciente de su presencia, los
demonios forman parte de tu alma y sois uno.
Pero este año ha pasado una cosa
que me hace querer destruir todo eso y reinventar una nueva navidad junto a mi
familia, especialmente con mi hermana.
Es curioso como la aparición de
alguien especial puede hacer cambiar las cosas, aunque lo más correcto sería
decir que te cambia a ti.
De repente ves que te pueden
querer, que pueden crear una zona de seguridad a su alrededor y hacerte sentir
bien, al contrario que el resto de relaciones. Que es tu amigo, pase lo que
pase.
Es increíble como solo por verlo
sonreír todo tiembla. El corazón se vuelve tierno, te mira fijamente a los ojos
y te dice “creo que merece la pena bajar la guardia, los miedo ya no tienen
lugar aquí”.
Sabes que la única forma de hacer
las cosas bien es soltando la armadura y depositando las armas en un cajón,
porque ahora solo queremos sus ojos y manos como escudo.
Es increíble lo que hace el amor.
Te hace ser valiente y plantearte el modo de hacer las cosas.
Para hacerlas mejor.
Para hacerlas de nuevo.
Como siempre me pasa cuando
escribo algo pensando en él, de mis dedos solo salen frases sueltas y palabras
al azar. Me hace sentir tanto que aún no se cómo utilizar las palabras para
explicar lo que siento.
Mis ojos y mis labios se encargan
de expresarlo todo. Una sonrisa de tonta se dibuja en mi car cuando le veo. Me desarma
y es increíble la manera en la que me mira.
Definitivamente, puedo ser capaz
de todo por esa mirada. Esos ojos que me hacen sentirme fuerte y me devuelven
el reflejo de alguien nuevo que está renaciendo de la seguridad y de todo lo
que estoy construyendo.
Me toca como si fuera a
desaparecer de un momento a otro.
Lo abrazo con fuerza para que no
se me escape.
Cierro el documento y miro por la
ventana, deseando que el año 2015 me sorprenda.
Los demonios del pasado cada vez
se sienten más derrotados, y tengo claro que la batalla la gano yo.
Porque no
son mis demonios, son los miedos de otros los que se quedaron en mi piel y
decidieron hacerse visibles cada día.
Pero hasta aquí hemos llegado. Ni
un segundo más seguirá pasando.
No sé si alguien escuchará mis
deseos para el nuevo año, pero yo los conozco y voy a hacer todo lo que esté en
mi mano para conseguirlo junto a mi familia, que ahora tienen a una persona
más.
Ahora tengo mis propias luces de
invierno.