Ojos positivos aunque no se usen para mirar, esa es la base de este relato. Espero que os guste.
Nuestra chica
se levanta cada día pensando que la vida le va a dar algo nuevo por lo que
merezca la pena vivir, que le haga sentir la persona más feliz del mundo,
sentirse querida, optimista de verdad, no tener miedo por un sólo segundo de
las cosas buenas que le ocurran pensando que de algún modo tendrá que pagarlas
en facturas futuras.
La vida no la
ha tratado bien.
Desde siempre
se vió sola. La infancia la recuerda especial, pero creo que es por la mente
inocente que se tiene entonces, donde no ves lo malo de lo que te ocurre o de
lo que tienes. Eso la salvó en esos años, la mente positiva y sin miedo que
impera en esa etapa de la vida. Pero con el tiempo pudo comprender que no era
normal.
No era normal
ver a su padre abandonarla en navidad junto a una madre enferma. No era normal
ver como su madre se emborrachaba y se golpeaba la cabeza con la encimera de la
cocina para perder la consciencia. No era normal que su madre le pegase palizas
a su hermana por no poder pagarlo con el que le hacía daño, su padre. No era
normal que su madre los culpase de la mierda de vida que tenia. Que los dejase
sin comida durante semanas por un tío. Que la dejase sin comer sabiendo que no
podía levantarse por el accidente. Que la golpease con un cinturón cuando era
pequeña porque no le gustaba la comida y sentía un miedo atroz cuando llegaba
ese momento del día.
No era normal
que ninguno de sus padres la quisiera.
Que estaba
sola, que nunca se había sentido querida por nadie, volcándose en sí misma para
calmar el dolor y crear un mundo propio en su interior donde cada día se
repetía la misma maldita frase.
Todo valdrá la
pena.
Todo es dolor,
abandono, desprecio, malos tratos, depresión, perdida de uno mismo…
Pero todo
valdría la pena.
Y lo sigue
pensando teniendo 20 años. Pero lo sigue haciendo por una única razón. La
supervivencia. Ella no podría soportar que todo el dolor que ha dominado cada
día de su vida no sea porque algo maravilloso sucederá. Porque todo mejorará.
Ella tendrá
por una vez el control de su propia vida.
No vivirá los
errores de los demás, sus fallos, sus penas, sus ocasiones perdidas…
Ella tendrá su
propia vida y podrá elegir.
Será libre.
La vida no
tiene razón de ser ni función ninguna sin este pensamiento en su cabeza cada
día que apaga el despertador.
Y a pesar de
eso, ella se pone metas, se quita límites. Se ríe de cada día que le pasa algo
malo. De cada cosa que puede causar sonrisa, ella se ríe el doble… porque no
sabe ser de otra manera. Las lágrimas sólo son para las situaciones en la que
ella no puede más o se encuentra impotente.
Porque ella
tiene en su firma genética luchar. Y pase lo que pase siempre lo hará. De
tantas veces que se ha levantado, ya no le cuesta esfuerzo.
Pero que nadie
la haya querido lo suficiente como para quedarse a su lado y luchar por ella le
pasa factura en numerosas ocasiones.
Ella se cree
que no merece amor por un razonamiento simple. Si una madre, que es la única
persona que te querrá siempre, la dejó en los peores momentos y no la quiere,
no le importa nada… nadie podrá hacerlo.
La mujer que
te ha dado la vida, que debe amarte sobre todas las cosas te ve prescindible,
lo menos importante, y si causarte daño le reportará beneficio no dudará ni un
momento en hacerlo.
¿Entonces,
quién lo hará?
La respuesta.
Demasiado sencilla y evidente para ella.
Nadie.
Pero aún así
ella intenta encontrar constantemente, busca con todas sus ganas gente que le
aporte esa seguridad, confianza, cariño, amor… que nunca ha tenido.
Por desgracia,
la gente en ocasiones falla.
Pero ella
confía ciegamente en las pocas personas que no lo han hecho y no para de dar
oportunidades a la gente que se presenta en su vida, pensando que ellas podrían
resultar ser importante y darle esa felicidad que en escasas ocasiones consigue
obtener.
Sabe que cada
día de su vida puede ser el último. Lo sabe desde su piel. La vida que le ha tocado es SU vida,
la de nadie más. Y como no hay más que una, sabe que a pesar de todo lo malo,
debe exprimir cada día como si el mundo se acabara mañana.
Espera a que
sea su momento, a que llegue la ocasión en la que tome las riendas de su vida y
pueda hacer lo que verdaderamente quiera y no lo impuesto. No dependerá de
nadie para ser feliz, lo será porque ella así lo ha conseguido y por ello ha
luchado con tanto ahínco.
Ella quiere
ser feliz solo con eso, le da igual estar sola, de hecho, lo tiene asumido.
Quiere controlar todo lo que pase y no perder más el tiempo por los demás como
lo lleva haciendo por desgracia toda su vida.
Ella es
fuerte, inteligente, alegre, emocional, extrovertida, observadora, soñadora…
ella es una superheroína.
Lucha cada día
contra lo malvado del mundo en base a la esperanza y casi nadie sabe quién es.
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