lunes, 3 de junio de 2013

Relato "Corazón perseverante"



Ojos positivos aunque no se usen para mirar, esa es la base de este relato. Espero que os guste.


Nuestra chica se levanta cada día pensando que la vida le va a dar algo nuevo por lo que merezca la pena vivir, que le haga sentir la persona más feliz del mundo, sentirse querida, optimista de verdad, no tener miedo por un sólo segundo de las cosas buenas que le ocurran pensando que de algún modo tendrá que pagarlas en facturas futuras.
La vida no la ha tratado bien.
Desde siempre se vió sola. La infancia la recuerda especial, pero creo que es por la mente inocente que se tiene entonces, donde no ves lo malo de lo que te ocurre o de lo que tienes. Eso la salvó en esos años, la mente positiva y sin miedo que impera en esa etapa de la vida. Pero con el tiempo pudo comprender que no era normal.
No era normal ver a su padre abandonarla en navidad junto a una madre enferma. No era normal ver como su madre se emborrachaba y se golpeaba la cabeza con la encimera de la cocina para perder la consciencia. No era normal que su madre le pegase palizas a su hermana por no poder pagarlo con el que le hacía daño, su padre. No era normal que su madre los culpase de la mierda de vida que tenia. Que los dejase sin comida durante semanas por un tío. Que la dejase sin comer sabiendo que no podía levantarse por el accidente. Que la golpease con un cinturón cuando era pequeña porque no le gustaba la comida y sentía un miedo atroz cuando llegaba ese momento del día.
No era normal que ninguno de sus padres la quisiera.
Que estaba sola, que nunca se había sentido querida por nadie, volcándose en sí misma para calmar el dolor y crear un mundo propio en su interior donde cada día se repetía la misma maldita frase.
Todo valdrá la pena.
Todo es dolor, abandono, desprecio, malos tratos, depresión, perdida de uno mismo…
Pero todo valdría la pena.
Y lo sigue pensando teniendo 20 años. Pero lo sigue haciendo por una única razón. La supervivencia. Ella no podría soportar que todo el dolor que ha dominado cada día de su vida no sea porque algo maravilloso sucederá. Porque todo mejorará.
Ella tendrá por una vez el control de su propia vida.
No vivirá los errores de los demás, sus fallos, sus penas, sus ocasiones perdidas…
Ella tendrá su propia vida y podrá elegir.
Será libre.
La vida no tiene razón de ser ni función ninguna sin este pensamiento en su cabeza cada día que apaga el despertador.
Y a pesar de eso, ella se pone metas, se quita límites. Se ríe de cada día que le pasa algo malo. De cada cosa que puede causar sonrisa, ella se ríe el doble… porque no sabe ser de otra manera. Las lágrimas sólo son para las situaciones en la que ella no puede más o se encuentra impotente.
Porque ella tiene en su firma genética luchar. Y pase lo que pase siempre lo hará. De tantas veces que se ha levantado, ya no le cuesta esfuerzo.
Pero que nadie la haya querido lo suficiente como para quedarse a su lado y luchar por ella le pasa factura en numerosas ocasiones.
Ella se cree que no merece amor por un razonamiento simple. Si una madre, que es la única persona que te querrá siempre, la dejó en los peores momentos y no la quiere, no le importa nada… nadie podrá hacerlo.
La mujer que te ha dado la vida, que debe amarte sobre todas las cosas te ve prescindible, lo menos importante, y si causarte daño le reportará beneficio no dudará ni un momento en hacerlo.
¿Entonces, quién lo hará?
La respuesta. Demasiado sencilla y evidente para ella.
Nadie.
Pero aún así ella intenta encontrar constantemente, busca con todas sus ganas gente que le aporte esa seguridad, confianza, cariño, amor… que nunca ha tenido.
Por desgracia, la gente en ocasiones falla.
Pero ella confía ciegamente en las pocas personas que no lo han hecho y no para de dar oportunidades a la gente que se presenta en su vida, pensando que ellas podrían resultar ser importante y darle esa felicidad que en escasas ocasiones consigue obtener.
Sabe que cada día de su vida puede ser el último. Lo sabe desde  su piel. La vida que le ha tocado es SU vida, la de nadie más. Y como no hay más que una, sabe que a pesar de todo lo malo, debe exprimir cada día como si el mundo se acabara mañana. 
Espera a que sea su momento, a que llegue la ocasión en la que tome las riendas de su vida y pueda hacer lo que verdaderamente quiera y no lo impuesto. No dependerá de nadie para ser feliz, lo será porque ella así lo ha conseguido y por ello ha luchado con tanto ahínco.
Ella quiere ser feliz solo con eso, le da igual estar sola, de hecho, lo tiene asumido. Quiere controlar todo lo que pase y no perder más el tiempo por los demás como lo lleva haciendo por desgracia toda su vida.
Ella es fuerte, inteligente, alegre, emocional, extrovertida, observadora, soñadora… ella es una superheroína.
Lucha cada día contra lo malvado del mundo en base a la esperanza y casi nadie sabe quién es.

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