La vida se caracteriza por unos atributos que en numerosas
ocasiones, para mi gusto demasiadas, la llenan de tristeza, miedo, inseguridad…
En una sola palabra: incontrolable.
Y justamente eso, desde que nacemos, es lo que nos enseñan a
odiar. Nos ahogan en rutina, control, normalidad… en lo establecido.
¿Nos enseñan a odiar la vida entonces?
¿Tantas tristezas, depresiones, desconocimiento y duda son
por la batalla constante en lo que nos enseñan a ser y lo que la vida quiere
que seamos?
La respuesta, para mí, solo la puede encontrar uno mismo, en
nuestro interior. Y muy pocos logran ver la vida tal y como es para nosotros.
No será nunca igual al resto, a veces te cansarás cuando te
de golpes…. Pero hay que amarla. La vida es NUESTRA VIDA, y no deja de ser
bella, alegre, especial si la creemos así. No dejemos que el miedo nos impida
disfrutar de la vida que nos ha tocado.
Ahora bien, hay personas que ayudan a comprender esto.
Entre ellas, en mi vida, está Ángela Robles.
Es cierto que se podría decir que he tenido que aprender
todo muy rápido desde el principio por cuestión de supervivencia, pero lo que
no sabía era lo que facilitaba la tarea de conocer a una persona así.
Ella es… plana.
Estar con ella y que en ningún momento se me pase por la
cabeza la sombra de la duda. Micha gente hace daño, y en la mayoría de los
casos no lo esperas. Miras a muchas personas y piensas que no son de fiar.
Pero saber que ella no va a hacer absolutamente nada que
pueda causarme daño porque me quiere me hace tan feliz que no encuentro
palabras. Es increíblemente especial y preciosa esa tranquilidad que me reporta
que llena todos los vacios.
Me hace feliz que se haya parado a ver algo más, excavar en
lo más profundo y que cuando lo vea todo en su forma pura, los orígenes de tus
miedos, de tus dudas, de tu tristeza… y que lo único que se le ocurra con toda
esa información es intentar curarte desde dentro, porque me lo merezco.
Me expuse con ella y gané para siempre. Cree en mí, me
apoya, me ayuda, me anima… me hace feliz.
Puede que quede pesada pero es la verdad, y me niego a tapar
algo tan bonito.
La quiero y me encantaría tenerla siempre, seguir ayudándola
y queriéndola para devolver todo lo que ella significa.
Es simplemente… una
de mis pequeñas estrellas.