viernes, 27 de diciembre de 2013

El cambio




     Quedan días para que el 2013 llegue a su fin y toca una reflexión. No quiero aburrir a nadie pero quiero contaros un poco sobre mí y ayudar de alguna forma a los pocos que me lean. No me quería extender mucho y lo he resumido lo que he podido pero no quería dejar algo en el tintero que pudier ser importante. Os merece la pena, de eso estoy segura. Un besote muy fuerte.

     Todos los años son difíciles, siempre ha sido así y las personas más cercanas a mi saben que no sé lo que significa la palabra fácil. Este año no ha sido menos, pero no me disgusta. Tengo fe en la vida y estoy orgullosa de haber conseguido todo lo que tengo por esfuerzo propio. No tener nada regalado te engrandece como persona.


     Ahora bien, este año y con mis primeras experiencias amorosas me he dado cuenta de que cosas que creía superadas me afectan cada día en mis relaciones con los demás. Hablo del papel tan grande que hacen los padres en tu crecimiento. No voy a poner dramática pero se puede decir que las dos personas que me han hecho todo el daño que ha estado en su mano son ellos. Y la verdad, que una madre y un padre te hagan un daño atroz y te abandonen te llena de inseguridad.


     Inseguridad.


     Este es uno de mis grandes obstáculos. Lucho contra el cada día. Juro que lo hago pero no consigo que termine de desaparecer. Me he dado cuenta de ello al salir con chicos. Antes ya lo sabía y me afectaba en las relaciones con las amigas. Sinceramente, parece una tontería pero cuando tus padres son como son dudas de todo el mundo y te empiezas a encerrar. No te abres a nadie, dejas de ser cariñosa o simplemente no sabes serlo. Miras a tu alrededor con los ojos entrecerrados, con sospecha.


     Con los chicos a terminado de salir. Hablo de los pocos chicos, solo tres, que he tenido tonteo. La verdad lo cuento porque sé que ninguno de ellos leerá esto así que tengo libertad. No quiero aburrir a nadie pero en serio, todo esto os servirá si lo asimiláis y aprendéis.


     Con el primero la gente estaba más ilusionada de que estuviera con alguien o al menos conociendo que yo. 

    No me deje llevar, no me ilusioné, no lo disfruté… nada. Intenté hacerlo pero algo me paraba. Miedo, negatividad. Fueron ambas.


     Recuerdo como me saludaba mi amiga y se ponía histérica y yo le decía relax, no te ilusiones. Me hace gracia porque parece que era ella la que empezaba y yo la que le ponía los pies en la tierra. Bueno es evidente que aquello terminó nefastamente por culpa suya cosa que hizo crecer mis miedos un poquito, pero supe que no podía estar así desde el principio, pensando mal y predisponiéndome a una postura mala y negativa.


     Es una de las cosas que me arrepiento. Yo no soy así. Soy positiva y luchadora. Esto me doy un aviso y supe que no podía hacer eso. Así no. Llegó el segundo que me podía gustar. Volvió a salir mal.


     Hasta aquí no pasa nada, supe que no me habían gustado mucho pues no me afectó apenas que se terminase. Cuando supe esto me di otro toque de atención. No me permitía sentir. No me daba el gustazo de querer, de dejarme llevar. Me castraba desde el principio en mis sentimientos, pensamientos y acciones.


     Supe que tenía que cambiar eso o no sentiría en la vida. No viviría, no sabría lo que es el amor ni ser como yo soy por culpa del miedo. Y el mayor de los corajes es pensar que así le doy el gustazo a la gente que me ha hecho daño. No voy a dejar que me afecten y hacer que consigan lo que quieren.


    Con este pensamiento empiezo en nuevo curso, decidida a cambiar eso y a vivir. Una amiga enseña la foto de un chico que conoce en las clases de alemán que ha empezado este año. Sólo con ver la foto lo supe.


     Me gusta. La siguiente duda es, ¿hago algo para cambiar eso y hacer que las cosas pasen? La respuesta fue sí. Bromeo y le digo que le de mi número.


     Pasan los días y se lo vuelvo a decir. En realidad lo veía como lejano hasta que mi amiga me pasa su teléfono por whatsapp. Tengo que ser yo la que le hable. La verdad. Me quedé pillada y dije que era de descarada, sin conocerlo hablarle ahí, a pelo. Mi amiga metiéndome presión por otro lado, diciendo que el supuesto muchacho le ha dicho que quiere una foto.


     ¿Cómo voy  a cambiar las cosas si a la primera de cambio dudo y me asusto?


     Le mandé una foto y le hablé. Pasamos unos días hablando y conociéndonos. Hasta que salió el tema del sexo y me gustó mucho más. Dios virgen como lo era llevaba años pensando guarradas. Soy una pervertida, es lo que tiene leer libros románticos-porno y hablando de sexo desde los 15. Tocándome desde los 12. 

     Los otros chicos me cortaban, no quería parecer una pervertida ni una guarra.


     Pero este me ha enseñado que no tiene nada de malo. Son gustos diferentes pero por eso no eres peor persona. Un domingo por la noche, empiezo a hablarle y me pide cosas. Yo las hago. Todo por teléfono únicamente. Dios todavía tengo sus grabaciones y son mi fantasía cada vez que las escucho lo imagino a mi lado.


     Me dejé llevar y esa noche vino a mi casa y perdí la virginidad. Puede parecer una locura pero lo repetiría una y otra vez. Ya no busco pétalo de rosa ni hacerlo bajo la luz de la luna, quiero pasión, deseo, esos encuentros que no se olvidan. Y así fue. Para mí perfecto e inolvidable. Lo hicimos dos veces y por dios tanta necesidad y pasión me encantan.


     Todo con el significaba el ahora, el vivir, el aprovechar el momento, me hacía hacer lo que nunca me había planteado. Me hizo dejarme llevar.


     Y si has leído los últimos relatos que he escrito habla de mí. No son situaciones que han pasado pero que deseaba que pasaran con todas mis fuerzas.


     Me he enamorado.  A pesar de establecer con él una relación de sexo únicamente, me he enamorado. El final puede verse triste. Lo supe cuando me dijo que estaba conociendo a alguien y le gustaba para algo serio. Me reventó como nada lo hubiera hecho. Me pasé días triste, envidiando a esa chica que tenía lo que yo aún hoy quiero.


     Dejamos de hablar. Ya no hablamos nada. Pero hay algo maravilloso en todo esto. Yo cambié, por ello hice cosas nuevas, mi vida ha cambiado y me he enamorado. Me da igual no ser correspondido, sería genial pero en esta vida no pasa nada que deseamos.


     He logrado enamorarme, he logrado romper esos miedos e inseguridades. He dejado atrás el frío y ahora siento. Y me encanta sentir. Unos de mis grandes miedos era no dar amor ni saber hacerlo, no poder corresponder a alguien ni demostrarlo. No es así.


     Por este chico daría todo, lo querría todos los días, le daría todo lo que llevo dentro y le demostraría que merece la pena. Lo haría feliz porque sólo eso me haría feliz a mí. Que las malas experiencias merecen la pena cuando conoces a alguien especial. Lo abrazaría y besaría cada día como si fuera el último. 

     Simplemente todo.


     Y saber que puedo sentir y que haría todo eso por alguien me llena de orgullo y felicidad. Sé que puedo porque lo siento. Ya se pasará la fiebre por este chico pero sé que puedo, que los miedos para mí ya no existen y se hacerlos desaparecer.


     Ese es mi deseo para el próximo año.  Decidiros en cambiar las cosas. Creedme, todo en mi vida ha pasado porque yo he hecho que pase. Las cosas no cambian porque sí. No esperéis que la suerte y las cosas buenas llamen a la puerta porque no lo hacen.


     No dejéis vuestra felicidad en manos de algo tan azaroso y arbitrario. Cambiad las cosas y buscad esa suerte que se gana porque buscáis todo el tiempo. Puede cansar pero eso sólo es síntoma de que lo intentáis y estáis dedicándole esfuerzo y trabajo. Los días malos sólo nos hacen ver mejor los días bueno y disfrutadlos mucho más.


     Pongo mis esperanzas en vosotros para que después de leer esto lo creáis de verdad y lo hagáis. Las cosas buenas pueden pasar una vez por si solas, pero si las provocamos nosotros pueden pasarnos todos los días. 

     Quereros muchísimo pues esa es la clave, encontraros a vosotros mismo y sólo así querréis bien a otra persona.


     Si nos amamos podemos amar. Tampoco os sintáis mal si no os lo devuelven. No puedes hacer las cosas esperando algo a cambio, eso solo nos llena de frustración y de odio. Tenemos que ser felices solo con el hecho de dar porque estamos tan seguros y nos amamos tanto a nosotros mismo que tienes que querer a los demás porque te gusta querer, porque te encanta querer.


     Espero que os haya ayudado y os deseo toda la fuerza para crear vuestro destino. Feliz año nuevo.   

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Desbocado



Últimamente estoy inspirada y se nota. Se nota tanto que ni yo me lo creo. Este texto como siempre, está basado en algo que me ha llamado muchísimo la atención y con un toque de experiencia personal me inspira para relatarlo de forma que os guste.

Así que este video http://www.youtube.com/watch?v=etD9bIOR2JY  sumado a mi experiencia y mi imaginación dan como resultado esto.
A mí este especialmente me ha encantado cuando lo he leído terminado. Disfrutadlo como yo lo he disfrutado al escribirlo.







El beso pasa a ser profundo.


Tan profundo que me ahogo en su lengua. Sus manos recorren mi piel y lo deseo en los lugares íntimos, aquellos que sólo él ha tocado. 


Tantos han pasado por la carretera de mi vientre y a ninguno he deseado. Ninguno ha despertado en mi eso que estaba dormido y ahora grita de triunfo por el despertar tan esperado y ansiado.


Todos me acotaban, me limitaban… años de imaginar e imaginar tantas formas de hacerlo para que ellos me dejasen encerrada, haciéndome sentir vergüenza por esas cosas que pensaba.


Un temor llenaba mi cabeza. Puede que no sea bueno ser demasiado lasciva. Puede que tenga que ser como las demás, buena y silenciosa. Conformista… poco creativa. Puede que deba erradicar esa curiosidad de experimentar, de probar.


Suspiro de placer.


Esto se siente demasiado bien como para ser malo. Él me aprieta contra su cuerpo agarrando muy fuerte mis caderas, mis nalgas.


En este momento decido que me da igual que sea malo. Lo quiero todo y ahora.


Después de tanto tiempo desde la primera vez me hace sentir lo mismo. Muerde mi labio inferior y me hace consciente de su erección por su proximidad. Sabe cómo hacer que pierda la cabeza. Sólo él sabe.


“Esa chica que lo pensaba todo, que abanderaba la razón y la lógica como única vía de acción se come sus palabras y todo lo que ha defendido por culpa de este chico” pienso con ironía.


Es con la única persona con la que no pienso ni tiene sentido pensar. Me dejo ir por la marea de sus caricias y de sus miradas, me promete terrenos donde no existe la lógica y me encanta.


Mi piel se pone en guardia. Me acerco y acaricio mi cuerpo contra el suyo para decir sin palabras lo que quiero y deseo.


El sonido de las cremalleras y botones abriéndose me enciende. Me mira con promesas en los ojos porque sabe que sólo él consigue mi locura. Me repasa los labios con los dedos… mi lengua investiga, saborea. Desciende húmedo por mi cuello hacia mis pezones. Los bordea y pellizca con suavidad.


Noto la cama detrás de mis piernas y me siento en ella. Lo contemplo en toda su gloria y poco a poco me insinúo. Sólo con él sale mi lado malvado, despierto. Me siento segura cuando su mirada me devora. Me tumbo despacio para que aprecie cada uno de mis movimientos. Rozo con la lengua mis dedos y bajo lentamente hacia ese lugar que lo vuelve loco. Me toco para él porque la vergüenza dejo de existir en el momento en que lo conocí.


Los demás me limitaban… él me libera.


No es nada malo lo que hacemos y ahora lo sé. Y agradezco que me haga ver la naturalidad de este momento y lo cuerda que estoy por disfrutarlo.


Se acerca con la cara desencajada. Yo consigo provocar eso en él y eso me enciende aún más.


Cuando lo tengo encima, como las veces anteriores, me lame y besa como si el mundo se acabase. Me palpa y me disfruta. Su salvajismo me vuelve loca.


Una palmada fuerte de su mano  en mi trasero me vuelve agresiva, yo contesto con besos de boca abierta y lengua profunda. Lo castigo con mi lengua por ser mi delirio. Lo agresivo aumenta exponencialmente las sensaciones que siente. Que sentimos.


Me penetra y grito de satisfacción. Esto era lo que quería y siempre quiero. La bofetada en el trasero se repite y hace que me mueva salvaje contra sus caderas. Nos besamos tan profundamente que me mareo.


Agarro las sábanas con mis manos.


El sexo siempre es así de intenso y eso es lo que esperaba, lo que ansiaba.


Suspiramos y gemimos con cada movimiento. Poco a poco el placer se ve en el horizonte. Ronroneo de deleite contra su boca. La intensidad sube. Sin parar le araño la espalda y le muerdo la oreja. Bajo mis manos hacia sus nalgas y aprieto con fuerza para acompañarlo en su ir y venir. Sintiéndolo.


Me susurra al oído esas cosas que me encantan. Yo siento el doble. Millones de partículas bullen dentro de mí.


Es cómplice de mis deseos y lo sabe. Sabe mejor que yo lo que quiero. Lee mi cuerpo y mis sonidos y contesta justo en la forma que me gusta y anhelo.


Me hace estremecer. Mi excitación se desborda. Muerdo mi labio inferior como único salida a tanto placer. Mis manos apresan su pelo. Aprieto las nalgas. Suspiro entrecortadamente. Me entrego a la más bella agonía.


Y exploto.


Sólo con notarme él también me acompaña. Nos caemos juntos al precipicio del orgasmo y recuperamos el aliento.


Caemos rendidos en la cama. Nos miramos cómo unos amigos que comparten un secreto lo hacen.


 Pero en ese preciso momento algo se rompe dentro de mí. El corazón me late desbocado al mirarlo y saber que no es mío. Me doy cuenta estrepitosamente de que quiero eso para siempre y él no piensa lo mismo.


Lo quiero  a él.


Me incorporo cómo si me hubieran dado una descarga y me marcho.


Me excuso y me voy al baño. Me lavo la cara como si así eliminase los restos de mentira y pudiera ver con claridad mis pensamientos. Mi alma.


Observo mi reflejo y reflexiono. Para mí es genial la relación que tenemos, yo aprendo y experimento pero siempre dentro de la amistad. Desde el principio supe que él no me daría lo que estaba buscando. No quiere compromiso y no me querrá nunca.


Suspiro.


¿Cuándo se me ha ido de las manos? Dirijo la mirada hacia ellas como si me dieran la respuesta. ¿Cuándo cojones me he perdido en este juego? Él no quiere nada. Sólo es sexo y sé que no me ve de otra forma y aún así ¿Quiero más?


Claro que quiero más. Quiero lo que sé que merezco y él no quiere darme. Lo conozco demasiado bien y es inútil intentar algo más que la relación que compartimos.


Me he perdido tanto que sin previo aviso me he enamorado.


Cuando dejo de engañarme el pecho se oprime y el estomago se resiente. Dolor.


Es doloroso pero esto tiene que acabar.


Salgo y comienzo a vestirme. Se le ve consternado. No sabe qué pasa. La sinceridad y la puta honestidad acuden a mí como siempre. Se merece la verdad y se la digo. Termino de vestirme y encuentro como despedida un rostro helado por la sorpresa y la lucha interna.


Cojo mis cosas y me marcho. Sé perfectamente cómo termina esto. No luchara contra sus fantasmas y abrirá la puerta para sentirme y arriesgarse. No soy nada para él.


Cierro la puerta de su casa detrás de mí y bajo las escaleras. Todo ha sucedido tan rápido que ni yo me lo creo.


Sólo quiero ser feliz.


Lágrimas acuden a mis ojos y me sujeto a la pared para no caer. Mi corazón se rompe. Sigo sin saber cómo he podido llegar tan lejos sin darme cuenta, sin querer verlo.


Soy la chica con la que tienen sexo pero con la que nadie quiere comprometerse, sentir. Lo he aprovechado y ha salido mal.


Llego al portal y cojo aire. Me pongo recta. Me recompongo. Inspiro hasta que los pulmones me duelen. El aire es frío.

-             
                -  Se acabó – me susurro cuando abro la puerta para marcharme y no volver.


Me congelo.


Ha sido mi imaginación la que ha pronunciado mi nombre por las escaleras.


Se repite. Esta vez le acompañan unos pies bajando a toda prisa.


Mi corazón late… desbocado.


lunes, 18 de noviembre de 2013

Te hablo de valor

     Sí, se que tardo la vida en subir cosas y que no lo hago con regularidad, y para mi ilusión me han llegado comentarios positivos sobre gente que le gusta lo que escribo.

     Eso me pone muy contenta. No pretendo hacerme famosa, sólo que la gente pueda leer lo que yo tanto disfruto escribiendo.

     Cómo siempre ha sido un día de sentimientos y de multitud de pensamientos, los mejores días en los que tengo ideas como esta. Espero que os guste y sepais el paso tan grande que supone para unos lo que para otros es tan sencillo como contar hasta 10. 




 Él me mira.


Lo hace como él sabe que logra derretirme, encenderme y volverme loca.


Sonríe.


Mi mente se nubla. Su sonrisa es tierna y contiene promesas, esas promesas que todo el mundo espera que se cumplan cuando uno se enamora.


Que valdrá la pena.


Y por dios, sólo con mirarlo se que valen la pena los llantos, los sentimientos, las discusiones….pasar la vida junto a él. Todo.


Este es el momento en el que tomas la decisión de que hacer.


¿Lo conozco lo suficiente como para dárselo todo?


Darle mis alegrías, mis sueños, mis esperanzas, mis esfuerzos, mis sentimientos… mi confianza.


Darme a mí por completo y sin remordimientos.


Esto es un salto de fe. Ahora lo veo. No sabía a qué se refería la gente cuando me decía como se sentía este momento.


Es el salto al vacío sin saber lo que te espera. Y por dios que tengo miedo. No se cuando he empezado a tener estos sentimientos. Un día empiezo a acercarme pensando que me gusta y al otro no puedo vivir sin él.


Mentira. Eso es una mentira y no es justo mentir en una situación así. Para ser sinceros, después de lo que he pasado y vivido nada me puede hacer dejar de vivir, y menos una persona.


La solución cae como un jarro de agua fría… el amor se basa en la elección. De entre todas las situaciones y personas eliges a una con la que ser feliz y hacer dichosa.


Sé que es su sonrisa la que me hace no dudar. Pero en el fondo no doy el paso por miedo. Todos esos fracasos y abandonos me pasan factura ahora. Hasta las personas más importantes y con las que uno se supone debe contar para el resto de su vida me han dejado, y siempre de forma voluntaria. Estoy… rota.


No puedo construir todo de nuevo en base a una mirada y una sonrisa. Me niego. Si salto y fallo me llamaré estúpida el resto de mi vida. La vida me quiere enseñar y hacer fuerte y yo lo tiro todo por la borda por un simple rayo de luz que calienta mi piel. Joder pero se siente tan bien. Nunca he sabido que es esto, que es que te quieran, que te apoyen, tener a alguien ten importante que sabes que estará ahí para siempre y nunca te fallará.


Lágrimas acuden a mis ojos.


Una persona normal no se lo pensaba pero yo tengo tanto que perder, tantas esperanzas que se rompen cada vez que le llevo la contraria a la vida y arriesgo, saltó, confío… para nada.


Él intuye todo lo que mis ojos dicen pero mi boca calla. El sabe lo que mi corazón siente. Sabe porque no salto. Sabe porque no me acerco.


Para mí es un paso más importante que para los demás y él lo sabe.


Se acerca con los brazos abiertos. Un nudo enorme crece en mi garganta. Los abrazos son mi perdición. Siempre que me abrazan lloro. No se la razón pero que la gente me envuelva, me dé su calor, apoye su cabeza sobre la mía… me hace algo tan intenso que no puedo soportarlo y lloro.


Despacio, muy despacio, me envuelve. Yo me dejo.


Por primera vez me dejo ir y siento. Siento su calor, siento su cariño, cierro los ojos y respiro con fuerza para contener las lágrimas. El me abraza tan fuerte que me deja sin aliento. Y entonces lo escucho.


Su corazón late nervioso. Acelerado por la incertidumbre de si podré vencer mis miedos por aunque sea darle una oportunidad a lo nuestro.


Lo miró y él me mira. Entonces lo veo. No puedo dejar que todo el pasado marque mi futuro. El pasado se queda atrás y el futuro es lo que llega. Lo nuevo. Decido dejarme ir y exponerme.


Después de esto seré vulnerable en todos los sentidos. El tendrá el control de todo. Tiene en su mano la capacidad de hacerme un daño atroz que tardaré en curar.

-         
                                          Te amo – le digo apenas en un susurro.


Algo en sus ojos cambia. Su cuerpo se relaja. Era lo que estaba esperando. Ahora sé que aunque no salga bien habrá merecido la pena. Recordaré este momento y mi primer amor como el mejor de los regalos.

-        
                                         Y yo a ti – escucho antes de recibir su beso.
          
         Ahora sé que el verdadero valor no es no tener miedo, sino tenerlo y luchar contra él.